... o vida y obra de la tribu del tofu, como gusten ustedes.

27 de noviembre de 2011

Requiem por un cuchillo cerámico

Si pudiera, desde aquel momento volver a empezar ... - Un abrazo Emma (y otro para tí, Yosi)

Buenas,

el otro día me llegó, de allén de los mares, un cuchillo cerámico. Bonita palabra allén, que lo mismo sirve para montar la estantería Billy como para hacerte el finolis e internacional. Total, que si nunca habéis catado uno de estos, catadlo, catadlo, que cortan como el láser. Un uña se me llevó el jodío, antes de enfrentarse a su archienemigo "mazorca de máiz", acompañado del nunca bien ponderado "la parto por mis cojones". Resultado. Una mazorca con trozos de afilada cerámica, un cuchillo mellao y la cara de tonto del que se sabe que la ha cagado. Donde esté el buen acero, que se quiten estas modernidades.

¿Por qué os cuento este rollo? Por que pensando que el cadáver yacería en el contenedor de "cuchillos filosos rotos por incompetencia en su uso", hoy le he visto asomar una patita por debajo del microondas (microondas debería tener una hache, que da más entidad a una palabra). No se si colgarlo en la pared de la cocina, como una advertencia (que hoy casi me saco un ojo por tratar de apretar un tornillo con un cuchillo) de usar la cosas para lo que son. En fin, seguramente se vuelva a esconder ahí debajo, viéndome las intenciones.

Por cierto, ayer vimos "Capitán América", una película que George Bush calificó de "americanada". No os digo más. Para que me simpatizasen los nazis y deseara que cráneo rojo le dejase el ojetal como su cabeza al capitán, como será la película. Que sí, que sí, que es un cómic que se hizo durante la segunda guerra mundial para animar a la población. Peeeero, vaya tela marinera. Apoteósico momento Millan Astray de Samuel L. Jackson.

Os dejo, que la paella de "lo más fresco que tengo en el frigo son los tomates secos y dos cubitos de hielo" se me está deshidratando por efecto de la transferencia de calor del fuego a la sartén y de la sartén a los elementos.

Besitos.

P.D: Voy a mirar una cosilla del facebook, que me pareció leer que se casa una prima mía!!!!

26 de noviembre de 2011

Visitando la SS

Buenas,

el otro día me pasó una cosa entre lo curiosa y lo indignante. A mí me vino muy bien, pero la verdad que es para llorar. Os pongo en antecedentes. Por suerte, soy de ir poco al médico, y como la empresa me paga seguro privado, menos de la Seguridad Social. Para bajas y poco más. Además, el médico con el que llevo años pasó de ser cordial, a ser un imbécil con pintas en el lomo. La anterior vez, me diagnóstico sin mirarme, en lo que escribía algo muy interesante (para él), y con rayos X de ojo. Mucho daño ha hecho House.

Qué cruz, señor, qué cruz!!!
Total, que el viernes me fui a verle por un tema que no viene al caso. Cita a las 9:05. Llego a las 9:00. Un señor sentado en la sala de espera y la puerta cerrada. Le pregunto. Me dice que ha salido el doctor pero que espera que volviera pronto (el café y la caca se hace en casa, sobretodo cuando atiendes al público). Vuelve el médico, le dice al otro señor que pase. A los 20 segundos, sale con unas recetas. Cierra la puerta. Llega una madre con su hija (que va al mismo cole que Pablo y quiere bailar en su vida, tuvo tiempo de sobra para demostrarme su arte). Intimamos, que nos da tiempo. Llega otro señor. Y otro. 9:20. Me pregunta uno de los señores si hay alguien dentro, le digo que está dentro pero sin nadie. 9:25, me dice que o llamo yo o llama él. A mí se me ha educado distinto, pero ante la posibilidad que se me cuelen, me levanto.

Llamo a la puerta, asomo la cabeza, me mira levantando los hombros y me dice "¿Qué?". Una pena que no le hubiera dicho lo que me sugirió el medio calabacín "Un café y tres porras, y páseme el Marca si me hace el favor". "Na, que tengo cita y parece que no llama a nadie". Me pregunta quien soy, como un portero de discoteca de esas VIPs. Estoy en su lista, gracias a Dios. "Anda, pasa, pasa". Me lo dice como haciéndome un favor. Entro, voy a cerrar la puerta y se oye desde la sala de espera "¡¡¡ESTO ES INDIGNANTE!!!". Me aguanto la risa, quiero que me diagnostique, no que me fulmine con su desprecio. Se le notan tablas en el asunto, le resbala el comentario como pastilla de jabón en ducha penitenciaria.

Termina la consulta. Le doy las gracias y le pregunto "¿Dejo abierto?". Me dice un nombre de mujer y que le diga que pase. Asomo la cabeza. Tres tipos. Se lo digo. Me dice "Pues que pase el siguiente". Me da la risa. Estudié informática, no enfermería. Me voy sin decir nada, a mis espaldas, tres tipos se disputan el favor del doctor. No creo que le linchasen. Una pena.

Voy al mostrador del centro de salud. Pido el cambio de doctor. Le digo que me da lo mismo que me ponga una pediatra, un ginecólogo o a la señora de la limpieza. Con tal de no seguir con ese individuo, lo que sea. Se ríe la chica. Una pegatina sobre el nombre de este señor es el último vestigio de él. Espero.

Besitos.

P.D: Han abierto una tienda de productos rumanos relativamente cerca de casa. Y tienen dos marcas de paté vegetal. Le pregunté a la señora que pasa el mocho en casa. Al parecer, los ortodoxos tienen unos días que no pueden comer carne, y son muy populares este tipo de productos. Misterio resuelto, ya se por qué los patés vegetales de tofu vienen de Rumanía.

13 de noviembre de 2011

Hoy me he acordado

Buenas,

en lo que se termina la paella de arroz bomba de los domingos, me he acordado de una anécdota del cole. En mi clase había un chaval, típico mal estudiante, que sólo le interesaba dibujar y jugar al fútbol. De mis compañeros del instituto ni me acuerdo de sus nombres, ni tengo el más mínimo interés en hacerlo. Pero de los compañeros del cole, creo que podría decir nombre y al menos un apellido de casi todos ellos. Total, con 12 años, más o menos, llegó contando que iba a hacer una prueba para jugar en el Real Madrid. Esta noticia era más que suficiente por sí sola, pero si además el profesor de sociales (y educación física cuando esta materia se llamaba gimnasia y podía impartirla cualquiera) dejaba de dar clase y dedicaba el tiempo a hacerle un retrato a lápiz, la cosa alcanzaba dimensiones épicas.

Finalmente, hizo la prueba en el Madrid, y le cogieron. Pasado un tiempo, nos contó que había tenido que dejarlo, dado que sus padres no le podían pagar el bonobús. No se si era verdad, pero recuerdo que en su momento lo tomé con mucha naturalidad, y no pasaba nada. Pero hoy, me ha venido a la cabeza y me ha dado mucha pena acordarme de Enrique. Por suerte, como dije antes, recuerdo su nombre completo y según nuestro amigo google, tiene un negocio próspero. Quizá algún día vaya a verle.

Besitos.

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